Había una vez: el ingreso al complejo mundo de la lectura y la escritura


¡Adivina qué es!-Le dice

-¿qué es? 

- es tu nombre lo que ves …estas ahí dentro!-  

le reveló con una crispación de brujo. 

El negrito se veía a sí mismo ahí, apresado todo él en un trazo de gis.

Patrick Chaimoseau ”Camino a la escuela”




             Pensar o reflexionar sobre el complejo tema de la lectura y la escritura en la alfabetización inicial nos mueve a  buscar la punta de un ovillo que enreda y entreteje recuerdos, experiencias, incertidumbres, saberes, métodos, creencias, discusiones, triunfos y fracasos. Aprender a leer y escribir no sólo abre la puerta a la cultura sino que cambia para siempre nuestro modo de pensar. Aprender a leer y escribir nos marca como alumnos y como sujetos sociales, no lograrlo también. 

    Por eso creemos que centralizar nuestro ensayo en este tema implica llevar la mirada a un tramo específico del sistema educativo y a un problema general de diversos países,  pero más que nada implica tomar la responsabilidad que le cabe a la escuela en la construcción de una propuesta alfabetizadora sistemática , articulada y plural.

Enseñar a leer y escribir por primera vez, puede (y no) sintetizarse en la palabra: Alfabetización. Si bien la alfabetización ha sido tomada en sus diferentes metáforas  y Berta Braslavsky nos ha enseñado mucho sobre esto[1], tomaremos el término en el sentido de la alfabetización inicial. Como dijimos, tomar el hilo,  tomar la palabra nos supone ser parte de la trama social y creemos firmemente  que  la escuela  tiene el compromiso de ofrecer una propuesta  alfabetizadora sistemática, articulada y plural que piense a la lengua como patrimonio sistema y estilo. Para construir un tejido resistente a los embates, a los tiempos, a la incertidumbre, a la navegación de la vida.

Entendemos (en primer lugar) que la propuesta de alfabetización de la escuela debe ser articulada y equilibrada. Esto supone repensar en la dimensión histórica  el concepto mismo de alfabetización. Tradicionalmente (y aún hoy algunos lo siguen pensando) la alfabetización inicial remitía a la enseñanza de la lectura y escritura de las primeras palabras, letras según el caso. Los debates a los que hacía referencia Braslavsky en “La querella…”[2]  disputaban cuál era el mejor método para lograr estas habilidades. El concepto de alfabetización ha mutado al ritmo de los tiempos del hoy, tal como lo plantea Beatriz Diuk [3], no hacen mera referencia a habilidades básicas de lectura y escritura sino al desarrollo lingüístico y cognitivo que abarcaría la producción y comprensión de textos. Si bien estos requerimientos actualmente no son cuestionados teóricamente,  en las aulas de la  escuela, la práctica se sigue debatiendo entre polarizaciones residuales de diversos momentos históricos. Por un lado  los métodos a los que hacíamos referencia y por otro  el enfoque comunicativo que centró su atención en la producción de prácticas orales de lectura y escritura de textos completos en situaciones comunicativas reales pero que descuidaron el trabajo con el sistema. El abandono de la enseñanza sistemática de las habilidades y conocimientos involucrados en la comprensión del sistema de escritura afectó especialmente a aquellos niños que sólo pueden acceder a estos conocimientos en el ámbito escolar. Poe eso, es necesario complejizar la mirada sobre la alfabetización inicial, entendiendo que se trata, tal como lo sostiene Borzone, de un proceso  que involucra  múltiples aprendizajes simultáneos e interrelacionados .En la actualidad no se trata de debatir si se debe trabajar con palabras o con textos. La pregunta apropiada es, en cambio, cómo articular el trabajo con todas las unidades del lenguaje. Para ello resulta necesario profundizar la comprensión acerca de los conocimientos que un niño adquiere en su proceso de alfabetización inicial para proponer ,  en el marco del escenario actual , la necesidad de una propuesta equilibrada, que contemple una enseñanza de la lectura y la escritura como patrimonio , sistema y estilo .

Asumir la enseñanza de la lectura y la escritura inicial  de manera  sistemática,  articulada y plural   significa (y requiere)  en segundo lugar: explicitar esa propuesta. Asumir un camino a recorrer y adoptar una sistematicidad. Algunos  docentes piensan que  para que los niños se inicien en la lectura y la escritura con estar inmersos en un ambiente alfabetizador basta, que no es necesario asumir una metodología[4]. Ante estas representaciones,  nos re- claman dos interrogantes que no intentamos agotar pero sí abrir a la interpelación,  enredarnos en ellos: ¿qué sucede con aquellos niños donde este ambiente no está presente? y… ¿basta con un ambiente alfabetizador para aprender? En los borroneos que desean rodear una repuesta para el primer interrogante retomamos una cita de Beatriz Diuk  quien certeramente  sostiene que: “Aprender sobre la escritura implica comprender que la escritura tiene significado, que es lenguaje y que es un instrumento útil para desenvolverse en la vida diaria”[5]. Y la ponemos a dialogar con Herbrad: “Entonces, ¿qué es enseñarles lectura a los chicos? Es enseñarles la lengua de los libros y la cultura de los libros. Si no, la alfabetización no sirve de nada. Y los chicos que ven que sus esfuerzos de alfabetización no van a dar a una comprensión de lo que ellos leen, abandonan ese “saber hacer”. (…)Entonces, para nosotros la cuestión de alumnos de medios o ambientes populares no es una cuestión de alfabetización, sino una cuestión de cultura”[6]. Con este diálogo de citas queremos sostener  que hay niños para quienes la cultura escolar, la  de la lectura y la escritura,  es distinta a la que viven a diario y por tanto   requieren un trabajo de acercamiento, de diálogo que va más allá de enseñar una palabra, una  letra y que comienza más acá de la escolarización básica… comienza antes (de la lectura propiamente dicha), antes de la cultura escrita, en la cultura oral: en el jardín. El docente  como mediador debe reponer continuamente los “implícitos de la cultura”[7]. En este sentido, compartimos una reafirmación fundamentada y propositiva de Teresa Colomer acerca de la importancia de literatura en la escolaridad básica, en tanto vía privilegiada para promover el acceso de los niños y de las niñas a la palabra escrita y, por lo tanto, al mundo cultural.

Por otro lado y buscando enhebrar una posible respuesta al segundo interrogante, si bien es necesario este ambiente alfabetizador, por sí sólo no basta, el aprendizaje de la lectura y la escritura no es natural, debe explicitarse. El sistema alfabético, la doble articulación del lenguaje no se descubren por sí solo  , debido al alto grado de abstracción que requieren necesita de un trabajo sistemático que , si bien los alumnos que vengan de contextos más favorecidos en el uso de la lectura y la escritura estarán mejor preparados para hacerlo,  esto por sí solo no basta . La conciencia fonológica debe desarrollarse en forma procesual.  Por eso, es necesario plantear el proceso de alfabetización inicial de manera sistemática, explícita y secuenciada.

            Retomando la argumentación de nuestro ensayo  en un  tercer punto (que incluye los demás) y nos parece central para dar sentido al compromiso social que requiere el aprendizaje de la cultura escrita, estamos convencidos que la alfabetización en la escuela ya no puede pensar-se por fuera de la pluralidad y la heterogeneidad. Posicionarse de esta manera  nos demanda desmontar los mitos o las valoraciones  residuales circulantes en relación a la diversidad lingüística y cómo estas supuestamente impiden o dificultan el aprendizaje de la lengua escrita. Y en consecuencia: la necesidad que demanda el escenario actual de abrir  la entrada a la cultura escrita por la puerta de la heterogeneidad y convertir al docente en términos de Ferreiro en :un  “traductor cultural”. Si bien la idea de diversidad  históricamente, está unida a la de alfabetización[8] nuestra  escuela pública es heredera de una  misión que equipara los verbos igualar con homogeneizar. En este marco se generó el mito del dialecto único, de una lengua estándar, supuestamente pura. Las consecuencias prácticas y teóricas de esta concepción han llevado a considerar erróneamente que existe algo así como “una lengua” de la que derivan, por contaminación o desviación, distintos dialectos. Y esto estigmatizó: ” La escuela pública de los países latinoamericanos, cada vez más superpoblada y menos preparada técnicamente, cada vez más empobrecida en todos los sentidos, pasó de la heterogeneidad negada a la heterogeneidad reconocida como un mal inevitable. Pero la causa de esas diferencias inevitables se ubicó siempre en algo interior al niño mismo (déficit o patología) o en algo exterior a la escuela (la carencia de estímulos en el medio familiar)” [9]nos interpela Emilia Ferreiro. En el momento del ingreso a la escuela, la diversidad se manifiesta en la oralidad primaria del niño y las diferencias son interpretadas como carencias. Se considera que algunos alumnos “no saben hablar” o “hablan mal” y que por ello es difícil o imposible enseñarles a leer y escribir, se patologiza a aquellos niños cuyo dialecto (cultura) es más lejano al escolar. En muchos casos se procura modificar la oralidad primaria  como condición de partida para que puedan pronunciar bien y, de esa manera, se puedan alfabetizar. La gravedad de estas situaciones, que en algunos casos derivan hacia la patologización de niños, permite ver que la formación docente debería reconsiderar los conocimientos que se están desplegando en torno de estas cuestiones en los Institutos que forman maestros.

Pero este problema va estrechamente ligado a otro: el de la relación entre lengua oral y escrita. En la cotidianeidad todos  los hablantes usan dialectos, entre los cuales por razones políticas, se suele elegir uno o la combinación de algunos para imponer una lengua oficial y ser utilizado en la educación o en los documentos oficiales, pero esto no significa  que naturalmente se trate de conjuntos de formas mejores o peores. En general, hay una tendencia a pensar una relación isomórfica y por lo tanto fluida entre la lengua oral y la alfabetización. Se tiende a pensar que se alfabetiza en la lengua que se habla.

Pero la relación es más compleja porque, como señala Raiter,[10] muchas veces la enseñanza de los usos especializados, que son la lectura y la escritura, se realiza en y sobre un dialecto diferente del materno: “nada más falso que la afirmación de que se escribe lo que se habla”. Y añade: “Algunos alumnos tendrán un dialecto materno no español o tendrán un dialecto español tan alejado del estándar que necesitarán ser iniciados en el aprendizaje de la lectura y la escritura con metodologías de enseñanza de lengua extranjera .Esto exige, según Melgar[11]  replantear el estatus epistemológico y didáctico de la alfabetización como enseñanza de la lengua escrita. En relación con el tema Emilia Ferreiro[12] piensa una concepción de la lengua -y, por lo tanto, de la lectura y la escritura- como permanente proceso de traducción. El fundamento de esta hipótesis sociolingüística, abre la posibilidad de inclusión y negociación de las diferencias inscriptas en el seno de todas las sociedades, pasadas y presentes, a través de un proyecto de alfabetización que no persiga ya la homogeneización de los sujetos, sino una verdadera convivialidad: una "equivalencia en la diferencia" en términos de Jackobson.

Por lo tanto,  la alfabetización inicial reclama  una escuela que inaugure el “había una vez “y habrá puertas a través de metodologías explícitas  y secuenciadas   a la oportunidad de acceder a conocimientos acerca de la escritura como sistema, patrimonio cultural y estilo: “La coherencia y articulación entre estos tipos de conocimientos los constituye en productores de éxito en el aprendizaje de la lectura y la escritura a lo largo de la escolaridad”[13].

Entramar y traducir comparten algo esencial de su significado que es el “tras-paso”, palabra cuyo sentido tambalea  entre el movimiento, el cruce  de un estado a otro y la conservación: ésta también puede ser una imagen de lo que significa entrar al mundo de la cultura escrita. Los hilos de este entramado son herencias, lanas destejidas de otros tiempos.

Encontramos en  ellos : residuos, nostalgias y nudos, también los  deseos de volver a tejer,  atar y montar  una nueva  trama. Para que tantos niños como el protagonista  de Chaimoseau conozcan: “el placer de aprisionar  pedazos de realidad en sus trazos de gis”.



Bibliografía
-       Diuk Beatriz: Clase 8: El proceso de alfabetización inicial. En Curso Especialización en Lectura, escritura y educación FLACSO/INFOD - 10.
-       Hèbrard Jean Clase 4: La puesta en escena del argumento de la lectura: el papel de la escuela. En curso de lectura, escritura y educación 2008
-       Colomer Teresa Clase 9: El mapa no es el territorio...pero ayuda a no perderse. Educación literaria y escolaridad básica. Especialización en Lectura, escritura y educación FLACSO/INFOD - 10.
-       Alvarado Maite . (2001) Entre líneas. Teorías y enfoques en la enseñanza de la escritura, la gramática y la literatura. Buenos Aires, FLACSO-Manantial.
-       Borzone Ana María. (1997) El proceso de alfabetización en niños pequeños: diferencias socioculturales. Tesis doctoral no publicada. Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires.
-       Borzone de Manrique Ana  María,  y otras(2004) Niños y Maestros por el Camino de la Alfabetización. Buenos Aires, Ministerio de Educación de la Nación, Programa Infancia y Desarrollo (Fundaciones Arcor y Antorchas), Red de Apoyo Escolar y Etis.
-       Borzone, Ana María (1994) Leer y Escribir a los 5. Buenos Aires, Aique.
-       Braslavsky, Berta (2003) "¿Qué se entiende por alfabetización?", en Revista Lectura y vida, Nº2, Año 24, junio de 2003. Buenos Aires.
-       Braslavsky, Berta. (1962) La Querella de los métodos en la enseñanza de la lectura. Buenos Aires, Kapelusz.
-       Ferreiro, Emilia (1994) "Diversidad y proceso de alfabetización: de la celebración a la toma de conciencia", en Revista Lectura y vida, Nº 3, Año 15, septiembre de 1994. Buenos Aires.
-       Melgar Sara y Botte Emilce Estudio preliminar en La formación docente en alfabetización inicial- INFOD 2009 2010://cedoc.infd.edu.ar/
-        Ministerio de Educación de la Nación (2001) "Condiciones del proyecto alfabetizador. Propuestas de trabajo en el aula para la alfabetización en las áreas del currículum". Buenos Aires, mimeo
-       Raiter Alejandro “Apuntes  de psicolingüística”  en Aportes de la psicolingüística  a la alfabetización en La formación docente en alfabetización inicial- INFOD 2009 2010://cedoc.infd.edu.ar/
-       Zamero Marta “La formación docente en  alfabetización inicial como objeto de investigación”-INFOD 2009/2010 http://cedoc.infd.edu.ar/





[1] Cfr. Braslavsky, Berta. (2004) ¿Primeras letras o primeras lecturas? Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica
[2]  Braslavsky Berta (1962) La Querella de los métodos en la enseñanza de la lectura. Buenos Aires, Kapelusz.
[3]Diuk Beatriz: Clase 8: El proceso de alfabetización inicial. En Curso Especialización en Lectura, escritura y educación FLACSO/INFOD - 10.

[4] Nos remitimos a la investigación del INFOD “La formación docente en  alfabetización inicial como objeto de investigación”-El primer estudio nacional  por Marta Zamero
[5] Diuk Beatriz: Clase 8: El proceso de alfabetización inicial. En Curso Especialización en Lectura, escritura y educación FLACSO/INFOD - 10
[6] Hèbrard Jean Clase 4: La puesta en escena del argumento de la lectura: el papel de la escuela. En curso de lectura, escritura y educación 2008
[7] Todorov retomado  en Hèbrard Jean Clase 4: La puesta en escena del argumento de la lectura: el papel de la escuela. En curso de lectura, escritura y educación 2008

[8] Ferreiro, Emilia (1994) "Diversidad y proceso de alfabetización: de la celebración a la toma de conciencia", en Revista Lectura y vida, Nº 3, Año 15, septiembre de 1994. Buenos Aires
[9] Ferreiro, Emilia (1994) "Diversidad y proceso de alfabetización: de la celebración a la toma de conciencia", en Revista Lectura y vida, Nº 3, Año 15, septiembre de 1994. Buenos Aires
[10] Raiter Alejandro “Apuntes  de psicolingüística”  en Aportes de la psicolingüística  a la alfabetización en La formación docente en alfabetización inicial- INFOD 2009 2010://cedoc.infd.edu.ar
[11] Melgar Sara y Botte Emilce Estudio preliminar en La formación docente en alfabetización inicial- INFOD 2009 2010://cedoc.infd.edu.ar/
[12] Ferreiro, Emilia (1994) "Diversidad y proceso de alfabetización: de la celebración a la toma de conciencia", en Revista Lectura y vida, Nº 3, Año 15, septiembre de 1994. Buenos Aires
[13]Ministerio de Educación de la Nación (2001) "Condiciones del proyecto alfabetizador. Propuestas de trabajo en el aula para la alfabetización en las áreas del currículum". Buenos Aires, mimeo